Noche

Era de noche. No me gusta caminar de noche, de hecho no suelo salir de noche. A media tarde preparo la cena y, cuando el Sol se va, ceno, ya en pijama. Ese día no me quedó otra, el motivo no es importante, dos bolsas de basura de un tamaño enorme y el consejo de una doctora, pero estuve de noche en la calle.

Lo que tiene la noche es que es oscura y que, si no está nublado y la boina de la ciudad te deja, se ven unos puntitos luminosos y una pelota blanca que crece y decrece, y la temperatura baja. Por eso no me gusta, te hace pensar y yo no soy de eso. La única ventaja para un agorafóbico es creer que no hay hordas de gente por la calle, pero el sol me gusta más.

Tras tirar la basura me puse a caminar siguiendo el consejo de la doctora. ¡Qué horror! Media hora y regresé a casa. Un coche convertido en vivienda por una mujer, Una furgoneta roñosa que era el hogar de una familia, tres personas  durmiendo bajo un cajero automático, otro coche domicilio, dos personas envueltas en mantas haciendo vivac sobre el cemento de un parque de skate, un hombre acariciando a dos perros junto a un saco de dormir. En fin, que la noche no me gustó.

No he vuelto a salir de noche. Salgo de madrugada, dejo que el Sol me caliente la cara, trabajo lo que tenga que trabajar y vuelvo a casa, cierro todas las persianas, me envuelvo en el edredón y sueño con cielos estrellados, lunas sonrientes y gentes abandonadas haciendo barbacoas entre risas.

 

 

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