Aedelcamino del Monte – 2

Aedelcamino del Monte – 2

Los sábados no abrimos el bar hasta las doce, cuando los vecinos empiezan la ronda de vinos y pinchos entre los dos bares del pueblo. Borja, al principio, decidió modernizar los hábitos culinarios de los montaraces (gentilicio de los naturales de Ardelcamino del... read more
Aedelcamino del Monte – 2

Ardelcamino del Monte – 1

ARDELCAMINO DEL MONTE Yo, Evaristo Plasencia, a pleno sol desde lo más alto de los Canchos, observaba a través del telescopio de tierra cómo el capitán Montoya se enfrentaba a la peor tormenta de los últimos diez años. Con la vela mayor de La Galápaga, su viejo... read more
Ya no hay tiempo

Ya no hay tiempo

El monstruo asomó su ojo, cesó el intenso llanto y asomaron rayos de esperanza. Vamos, que llegó el ojo de la tormenta, dejó de llover y salió el Sol, así que salí echando hostias hacia la playa, a por dosis de vitamina D. Ese tiempo loco de julio nos tenía tan... read more
Las estaciones

Las estaciones

  La primavera bulle extraña y revienta de color y sexo. Nada nuevo. Abre el ciclo escupiendo vida. Nos envuelve con mimo y maña, nos abraza, nos alienta, y desde mi recién nacido otoño la miro curioso, le lanzo la mano y me devuelve un beso. Le atuso el cabello y la... read more
La colección de bastones

La colección de bastones

Cada uno tiene sus aficiones. Una de las mías fue, hasta que me jodí la muñeca, tallar a navaja un bastón de olivo o de chopo, bien seco, a razón de uno al año, en verano. Ahí están todos juntos, en el salón, junto a otros bastones sin tallar que me regalaron. Faltan... read more
El pastor minúsculo

El pastor minúsculo

Víctor acababa de celebrar su octavo cumpleaños, estaba cansado, con la cabeza revuelta de regalos, y la tripa llena de velas encendidas y naranjada. ¿O era de pastel y Cola? Se despedía de la abuela, de los primos, de los tíos y de Sultán a base de besos y bostezos.... read more

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