Narrativa corta
Tras un sarampión largo cuando era chico, durante el cual, y gracias a mi abuelo, me empapé de la segunda edición de Tintín en castellano, decidí escribir historias y dibujarlas. No conservo nada de todo aquello.
La dura disciplina de mi madre para destruir mis dibujos y mis escritos dio resultado.
Afortunadamente mi maestro de pintura llamó un día a la puerta y recuperé esa parte.
En 2011, tras la crisis, viendo pasar muchos lunes al Sol semana tras semana, volví a escribir. Siempre historias cortas, una semanal, que me permitieran compaginar el dibujo, la pintura, la escritura y encargarme de la cocina de la familia. Es lo que os ofrezco en este apartado.
Para los que tenemos pueblo.
En el bar de la plaza. Tío Luis y un forastero. Forastero. ─ Pues quedamos mañana. ¿A que hora vienes a tomarte la cerveza? Tío Luis. ─ Pues si...
La función
Ayer fui al teatro. No es que tenga devoción por el teatro, en realidad no me interesa en absoluto, pero era gratis. Me ofreció la entrada una conocida...
Ardelcamino del Monte – 6
Claudia se levantó y se fue sin decir adiós, al tiempo entraban Reme y la Cabrera. Reme inusualmente guapa, con tacones, falda de tubo negra y...
Ardelcamino del Monte – 5
Claudia y Elena se unieron al grupo cosmético y Federico Macías volvió al redil masculino y futbolero, en eso Ardelcamino era tan vulgar como el resto...
Ardelcamino del Monte – 4
Yo estaba exultante. En mangas de camisa, con una corbata azul cobalto y unos tirantes a juego, estampados con pequeñas estrellas doradas, firmaba...
Ardelcamino del Monte – 3
Federico Macías, el taciturno exalcalde, pidió cerveza negra natural. Desde que se separó de Elena, ya ni recordaba cuándo, y cedió ayuntamiento y...
Aedelcamino del Monte – 2
Los sábados no abrimos el bar hasta las doce, cuando los vecinos empiezan la ronda de vinos y pinchos entre los dos bares del pueblo. Borja, al...
Ardelcamino del Monte – 1
ARDELCAMINO DEL MONTE Yo, Evaristo Plasencia, a pleno sol desde lo más alto de los Canchos, observaba a través del telescopio de tierra cómo el capitán...
Ya no hay tiempo
El monstruo asomó su ojo, cesó el intenso llanto y asomaron rayos de esperanza. Vamos, que llegó el ojo de la tormenta, dejó de llover y salió el Sol,...
Las estaciones
La primavera bulle extraña y revienta de color y sexo. Nada nuevo. Abre el ciclo escupiendo vida. Nos envuelve con mimo y maña, nos abraza, nos...
La colección de bastones
Cada uno tiene sus aficiones. Una de las mías fue, hasta que me jodí la muñeca, tallar a navaja un bastón de olivo o de chopo, bien seco, a razón de uno...
El pastor minúsculo
Víctor acababa de celebrar su octavo cumpleaños, estaba cansado, con la cabeza revuelta de regalos, y la tripa llena de velas encendidas y naranjada. ¿O...