Guillermo Martín Urquizu

Parece que soy curioso, que dudo de todo, que me hago muchas preguntas y tengo cierto sesgo anarquista. Quizá por eso quise abarcarlo todo.

¡Hola, me alegra verte por aquí!

Soy Guillermo, escribo, pinto y dibujo.

Lo cierto es que no tengo ni idea. Lo poco que puedo adivinar es a través de mis allegados, que me llaman Guillermo, Guille, Guillem y una que me llama Robin, aunque cuando nací me pusieron José Guillermo, José por mi padre y mi abuelo y Guillermo por mi tío y mi bisabuelo. Afortunadamente solo me llaman así en mi pueblo, que es muy pequeño.

NARRATIVA CORTA

CUENTOS CORTOS PARA SOÑAR

¡Qué cosas pasan!

¡Qué cosas pasan!

El cadáver del mediador familiar llevaba tres años nadando en formol cuando lo encontré en el laboratorio de anatomía de la universidad. ¡Qué cosas pasan! Flotando en un tanque de formol y con un limpio y reseco disparo en la frente. No tenía buena cara, claro, pero...

Renacer

Renacer

Despertó encerrada en un estrecho sarcófago de madera, oliendo a tierra y a humedad. Estaba enterrada, enterrada en vida. El grito de angustia que su mente pedía no pudo salir, faltaba el oxígeno. Hizo todo lo posible por vivir. Durante un tiempo, no supo cuanto, la...

Corta y efímera

Corta y efímera

Drim agradeció el tránsito del estado de ninfa al de subimago. Dos años a remojo en aquella charca habían sido suficientes. Drim era una efémera, también conocidas como cachipollas, nombre del que no se sentían orgullosas, pero no era la única. Se sorprendió al verse...

Zona de confort

Zona de confort

Nadie entendió el suicidio de Armando. Ni su mujer, ni su hijo, ni, mucho menos, los compañeros. Pero el hecho es que, tal día como hoy, hace un año Armando Cobas se puso delante de las vías del tren justo cuando pasaba  la línea de Vilanova y la Geltrú. Lo...

Ceguera

Ceguera

La mano derecha no tan solo despreciaba a la mano izquierda, dudaba de su existencia a pesar de las evidencias. Los pies le decían: ¿Cómo puedes decir eso? Tan solo tienes que asomarte un poco y la verás; está ahí, al otro lado. La cabeza asentía, y le preguntaba a la...

El vigilante jurado

El vigilante jurado

Fabián reservaba los sábados para sus nietos. Hacia las diez de la mañana los iba a buscar a casa, los llevaba a correr aventuras y terminaban comiendo en casa del abuelo. Por eso Fabián hacía la compra los viernes por la mañana. Se conservaba muy bien para sus...

LIBROS PUBLICADOS

CONTRA TODO PRONÓSTICO

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PINTURAS AL OLEO Y ACUARELAS

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