La primavera bulle extraña
y revienta de color y sexo.
Nada nuevo.
Abre el ciclo escupiendo vida.
Nos envuelve con mimo y maña,
nos abraza,
nos alienta,
y desde mi recién nacido otoño
la miro curioso,
le lanzo la mano y
me devuelve un beso.
Le atuso el cabello y
la flor revienta ocupando el mundo.
Y sobre la flor el verde,
ese verde con la niña oscura y el blanco de tu ojo
mirándome,
riéndome desde el final de tu verano.
De tú sonrisa crecen los prados de nuestra primavera,
esa que se esconde en los rincones
y nos da caricias, besos, risas y ganas.
Y así vamos.
Pero no me digas más “Cámbiate el pijama”.
Aún no ha llegado el invierno.