Ruedines

Llevo años intentando aclarar el misterio de las bicicletas. Desde que un día vi a un niño muy pequeño con una bicicleta chiquitita, sin pedales y sin ruedines, he vuelto a ahondar en el asunto.

Vaya por delante que yo no sé montar en bicicleta, y empiezo a sospechar que los demás tampoco, que algo misterioso crea la ilusión de que las bicicletas funcionan dando pedales. Quien dice bicicletas también dice motos, que son el mismo engendro, dos ruedas, una delante de otra, y un sitio para poner el culo. Llevo observando bicis y motos, décadas, e invariablemente, si las pones sobre sus dos ruedas y las sueltas, se caen. Yo pongo un coche o un triciclo en el suelo y…ahí se quedan sin caerse, con seguridad. ¿Qué más pruebas queréis?

Cuando era chico mi padre, en contra de sus principios, me regaló una bicicleta con ruedines. Mi madre se empeñó porque todos los niños tenían una y yo no podía dar la impresión de no poder permitírmelo. Mi padre decía que con la “Flica”, Un caballo negro con flequillo blanco, tamaño mini y con pelo de verdad, ya tenía suficiente. Bueno, a lo que iba, un domingo después de misa tocaba ir al parque con la bici y, junto a medio barrio, proceder a quitar los ruedines a las bicis de los niños. Un drama. Mi padre aceptó quitarme solo uno, no dio su brazo a torcer. Con la bici arrastrando, la cara de mala hostia de mí madre y mi berrinche regresamos a casa. Allí, en el sofá, sentado en el regazo de mi padre, lo entendí. Las bicicletas son artefactos maléficos.

Hijo, dijo, yo no sé ir en bici, ni tus tíos, ni tus primos. Por supuesto tu abuelo tampoco montaba en bici, ni el bisabuelo. Y no es por manía, es por sensatez. Tu abuelo siempre iba a caballo, hasta que se compró un Ford T, y luego otros coches. Jamás se le ocurrió comprarnos un engendro del demonio como la bici, y tus tíos y yo seguimos con esa prohibición de bicis, por el bien de vosotros. Puede ser que las bicicletas detectaran a personas con poderes para conocer su maldad, y si te subes en una te matan. Nuestra familia tiene ese poder, por eso ni montamos en bicicletas ni volamos en avión. Sí, en avión, que los aviones no vuelan. Tú tIra un trozo de hierro al aire mil veces y mil veces se estrellará en el suelo. Y ¿De qué están hechos los aviones? De hierro. ¿Qué mayor prueba quieres?

La verdad, lo vi claro a la primera, pero no profundicé. Hoy sí. Hoy ya conozco la verdad. Una tribu de seres perversos del inframundo dominan la mente de la mayor parte de la humanidad y les hacen creer que las bicicletas, las motos y los aviones son artefactos viables, teniendo, de ese modo, sometida a nuestra especie. Tan solo nos salvamos unos cuantos, que por algún motivo conocemos la verdad. Los auténticos videntes tenemos la obligación de dar a conocer la realidad al resto del planeta, y por eso he creado la “Comunidad del Ruedín”. Cuesta, pero ya cuento con sesenta convertidos.

Acercar a la gente al verdadero saber, cuesta, pero no nos preocupamos, los que no abracen la verdad por la palabra, lo harán por otras vías.

Alabado sea el Ruedín.

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